La Honda GL1000: entre sofisticación técnica y suavidad, la primera tourer legendaria

El nacimiento de la revolución de las motos de gran turismo
Cuando se presentó en el Salón del Automóvil de Colonia en 1974 (y se comercializó en 1975), la Honda Gold Wing GL1000 cogió a todo el mundo por sorpresa. En un panorama dominado por las roadsters musculosas (Honda CB750, Kawasaki Z1...) y algunas roadsters más tradicionales, Honda se atrevió a asumir un reto sin precedentes: diseñar una moto que fuera a la vez potente e increíblemente suave de conducir, y que estuviera decididamente orientada a la conducción de larga distancia. Para lograr este objetivo, los ingenieros, dirigidos por Soichiro Irimajiri (ya el hombre detrás de varios de los motores de competición de Honda), optaron por una arquitectura muy alejada de los estándares de la época: un cuatro cilindros plano de 999 cc refrigerado por líquido y con transmisión por cardán.
Esta configuración "bóxer", más cercana al mundo del automóvil o a ciertos modelos de BMW, es ya una revolución en el mundo de las motos japonesas. Al situar dos cilindros a cada lado, la GL1000 baja su centro de gravedad y gana en estabilidad, por lo que es mucho más fácil mantener la trayectoria en autopista. Al mismo tiempo, Honda se ha preocupado de mejorar la ergonomía: la máquina cuenta con un falso depósito (llamado "refugio") que no contiene el combustible, sino que alberga la batería, el llenado del radiador y diversos componentes eléctricos. El depósito real se encuentra bajo el asiento, optimizando aún más la distribución del peso. Con una horquilla telescópica y dos amortiguadores traseros, el chasis está diseñado para ser cómodo y capaz de soportar el peso extra de la moto (unos 265 kg de peso en seco).
Nada más salir al mercado, la prensa y el público enloquecieron. Nadie había imaginado nunca una motocicleta de gran cilindrada tan suave como la seda, capaz de mantener sin esfuerzo largas velocidades de crucero y recorrer cientos de kilómetros en relativo silencio. Su diseño sobrio pero imponente atraía todas las miradas: no se suministraba carenada de serie, pero su presencia ya imponente sugería el nacimiento de una nueva era en el motociclismo de turismo.

La joya mecánica: un horno plano refinado y dócil
El principal atractivo de la GL1000 era su motor flat-4 de 999 cc, una auténtica joya de ingeniería para su época. Con una potencia de unos 80 CV a 7.500 rpm y un par máximo de unos 85 Nm, destaca entre los cuatro cilindros en línea de la competencia por su excepcional suavidad de funcionamiento. La refrigeración líquida reduce el sobrecalentamiento durante los turnos largos, mientras que la distribución por árbol de levas en cabeza (SOHC) con correas dentadas garantiza una fiabilidad a toda prueba. El motor está alimentado por cuatro carburadores (carburadores Keihin en la mayoría de los casos), uno para cada cilindro, lo que garantiza un funcionamiento extraordinariamente suave desde bajas revoluciones.
La elección de una transmisión por cardán aumenta aún más el atractivo del modelo, ya que elimina la necesidad de engrasar la cadena después de cada salida importante y el desgaste rápido. Los motoristas descubren la comodidad de una transmisión prácticamente silenciosa y la ausencia virtual de aceleraciones bruscas. En carretera, el largo alcance del flat-four permite acumular kilómetros a velocidades respetables sin que el motor sufra o vibre en exceso. El par motor, disponible desde medio régimen, hace que los adelantamientos sean fáciles y seguros, incluso con equipaje y pasajero.
A pesar de su considerable peso - casi 295 kg a plena carga en las primeras añadas - la Gold Wing GL1000 es sorprendentemente ágil para una moto de su tamaño. El reparto de pesos, muy centrado, contribuye a esta agilidad, al igual que la distancia entre ejes, relativamente larga, que garantiza una buena estabilidad en línea recta. Las suspensiones (horquilla delantera hidráulica y dos unidades de suspensión trasera ajustables) son más firmes que en las motos de carretera actuales, pero siguen siendo sorprendentemente eficaces para hacer frente a las irregularidades de la carretera.
Honda también ha pensado en los aspectos prácticos: bajo la falsa tapa del depósito de combustible hay un espacio de almacenamiento y, en ocasiones, el arranque a patada (en los primeros modelos), que se puede montar en caso de fallo de la batería. Esta "doble solución" de arranque eléctrico y arranque a patada ilustra la filosofía de robustez de la GL1000. También podríamos mencionar la refrigeración líquida, que durante mucho tiempo fue un signo de modernidad frente a los rompebloques refrigerados por aire, o el doble disco delantero (de unos 300 mm) y el tambor trasero (en los primeros modelos) que ofrecen una frenada decente para la época, aunque se necesite mucho agarre para dominar la inercia de semejante masa.

Cuando la carretera se convierte en un arte de vivir: la herencia de la GL1000
Con su énfasis en la facilidad de conducción, robustez y confort, la Gold Wing GL1000 atrajo a una comunidad de entusiastas desde sus primeros años. Los accesorios de terceros, como los carenados "Windjammer", las maletas laterales y los baúles, pronto empezaron a florecer, transformando esta Honda en una auténtica viajera. La palabra "touring" adquirió todo su significado, con motociclistas viajando a través de continentes y países, cómodamente sentados en esta generosa máquina.
Tal fue su éxito que Honda actualizó su Gold Wing a cilindradas mayores: GL1100, GL1200, GL1500, hasta la moderna GL1800. Los modelos posteriores se beneficiaron de carenados de fábrica, sillines aún más blandos, equipo de audio, ABS e incluso airbags en las versiones más recientes. Sin embargo, el ADN original sigue siendo el mismo: ofrecer a los propietarios una experiencia de conducción inigualable, donde la fatiga se olvida gracias a la flexibilidad del motor, la protección contra los elementos y la legendaria fiabilidad de Honda.
Hoy en día, la GL1000 es una preciada pieza de coleccionista. Los restauradores se hacen con las primeras añadas, conscientes de la importancia de este modelo en la historia del motociclismo. Algunos aficionados la personalizan como "café racer" o "bobber", aprovechando el aspecto atípico del bloque plano, mientras que otros la mantienen en su configuración original, conservando sus líneas despojadas, sin carenados, para dejar a la vista el radiador y el imponente motor. En todos los casos, una GL1000 despierta curiosidad: ¿cómo es posible que semejante "transatlántica" se mueva con tanta fluidez por la carretera?
En resumen, la Honda Gold Wing GL1000 encarna el nacimiento de una dinastía de máquinas diseñadas para devorar el asfalto ofreciendo al mismo tiempo un confort excepcional. Hizo que toda una generación de motociclistas se diera cuenta de que era posible conducir lejos, durante mucho tiempo, y con un placer multiplicado por diez por la tranquilidad de su cuatro ruedas plano. Los clubes de Winger, como el Gold Wing Club France, son la prueba viviente de ello: el mito sigue vivo, y mucha gente continúa conduciéndola, en busca de paisajes grandiosos y de una libertad absoluta. Una libertad en la que uno se toma el tiempo de saborear cada curva, cada kilómetro, llevado por el inimitable ronroneo de la primera Gold Wing.
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